miércoles, agosto 29, 2007

El ocho


Sin lugar a dudas, este libro es de lo mejor que he leído desde hace algunos meses (teniendo en cuenta que me he reenganchado a la lectura ahora, a finales de verano). "El ocho", de Katherine Neville, para mi gusto el ejemplo a seguir por Dan Brown: trata un tema fantástico como si fuera real... y tiene un final coherente y bien desarrollado, no como "El código da Vinci".

El estilo narrativo sigue unas pautas muy fijas: describir el sitio y luego seguir con la acción. Aun así, no se hace pesado, ya que no son descripciones de Tolkien, sino que son mucho más escuetas y directas.

El desarrollo paralelo entre el s. XVIII y el XX está muy logrado y entrelazado; todo se une al final de forma armoniosa, y el efecto es ideal.

Algo malo del libro... Ahora mismo no se me ocurre nada, excepto que parece un poco forzado que, al final, casi todos los personajes tengan relaciones de parentesco.

Por lo general, una lectura muy agradable y recomendable para todos.

He sido más escueto de lo que pensaba porque es tarde, pero creo que así está bien.

Nos vemos!

lunes, agosto 27, 2007

Se aproxima el fin...

¡Oh, qué desgracia la mía! Pronto se acaba el verano y empezaré el último año de enseñanza antes de la universidad... Este año me toca hacer el Abitur (la selectividad alemana), y estoy más que preocupado... Espero que me salga bien.

Como muchos podéis ver, este mes le he dado vida al blog, que parecía aletargado de lo poco que he escrito en meses anteriores... Eso sí, ahora voy a ir calmándome un poco, no vaya a ser que esto sea la emoción del momento y lo vuelva a descuidar en cuestión de un mes.

En lo que respecta a "Historias de un hombre", estoy tomando precauciones: como se trata de un texto que está al alcance de todo el mundo que vea el blog, y siguiendo consejos que he recibido, voy a terminar antes la historia y la voy registrar en la propiedad inteligente. Es decir, en vez de publicar aquí las partes a medida que las escribo, las publicaré con retraso, lo que implica que antes de llegar al final de la historia, ésta ya llevará mucho tiempo protegida.

A los que sigan esta historia, les digo que a partir de ahora saldrá una nueva parte cada mes, más o menos.

A los que me han recomendado que sea humilde, no os decepcionaré: prefiero tener un público reducido de confianza que nadar en el océano rodeado de tiburones.

Saludos a todos!

jueves, agosto 16, 2007

"Elephant"


Bueno, pongamos el cuaderno de cine al día.
Últimamente he visto películas muy variadas, desde "Planet Terror" hasta "El pianista", pasando por una sesión doble de cine de "terror" ("Desmembrados" y "Ovejas asesinas"). De la sesión doble no diré nada porque no merece la pena, XD. De "Planet Terror" diré que me gustó, porque logra imitar las películas antiguas americanas de miedo de forma que parezca justo lo que tiene que parecer: una película antigua americana de miedo.

"El pianista" me encantó, me parece una obra maestra. Me tuvo en vilo durante las 2 horas y casi media, y me llegó a tocar el nervio de lo buena que me pareció.Pero, a pesar de ello, me decanto por la película que he visto hoy: "Elephant". Una película inspirada en los hechos de Columbine (los estudiantes que entraron un día armados y empezaron a matar gente), muy al estilo de Gus Van Sant (director de "Last days", que está unas entradas más abajo).

"Elephant" muestra a la juventud americana desde dentro: nos da una perspectiva muy íntima de cómo, por ejemplo, las chicas pijas vomitan en el baño, una joven solitaria sobrelleva una vida triste y gris, un chico aguanta a su padre borracho que lo hace llegar tarde a clase... Me ha impactado especialmente la situación de los terroristas: dos chicos jóvenes que, apartados del resto del mundo, organizan la matanza para divertirse y sin intención de seguir con sus vidas (se enrollan en casa de uno de ellos porque van a morir y nunca lo han probado con una chica).
El final es muy intenso y algo breve (me hubiera gustado que durase 10 minutos más), pero es muy, muy bueno. En resumen: una gran película digna de la Palma de Oro de Cannes que se llevó.

Bueno, hasta aquí de momento. Pronto habrá más cosas, ya que en los próximos días veré varias películas, entre ellas "El hundimiento" y "Fast food nation"; a ver qué tal...
Saludos.

martes, agosto 14, 2007

Historias de un hombre (II)

Se levanta a las diez de la mañana; el despertador se quedó sin pilas la semana pasada, y la falta de trabajo le quitó importancia a tener que comprar un recambio (además de que el dinero disponible no favorecía la situación).

Se quita los calzoncillos y los tira junto a la camiseta. Desnudo, cruza el pasillo hasta el cuarto de baño. Orina y se da una ducha de agua fría. Se enjabona rápidamente y exprime el bote de champú para poder extraer el poco jabón que queda dentro y lavarse el pelo. El agua le despeja la cabeza, y le hace ver lo mal que está, lo triste de su situación, lo triste de su casa, lo triste de su ropa, lo triste de su cuerpo, su triste cara, su triste mirada, el triste “triste” con el que se puede describir cada aspecto de su vida. Cuando termina de asearse, coge algo de ropa limpia del armario (lo más arreglado que encuentra entre las camisas de franela algo gastadas y los pantalones vaqueros) y avanza cansinamente por el apagado corredor hasta la puerta de la cocina. Hora de desayunar.

La nevera no está tan liquidada como el bote de champú, así que se permite una taza de café con leche… mucha leche. No come nada, sólo bebe y bebe hasta que la botella de plástico sólo conserva la mitad de su contenido inicial. Sólo entonces, guarda el recipiente en la nevera y, cuando la cierra, arranca un post-it de la puerta del frigorífico y escribe: “Pilas, champú, leche”. Lo pega en una esquina de la pequeña mesa que hay en medio de la cocina, sale de la habitación, coge el dinero de la cómoda, las llaves, los anuncios de periódico, abre la puerta, cierra con llave, baja las escaleras. Una vez fuera, saca uno de los recortes de periódico del bolsillo y lo lee.

La calle se le antoja demasiado feliz; no va con su estado anímico. La oscuridad punteada de farolas no ha dejado huellas en la calle; ahora todo es claridad y luz solar. Se para a pensar en su actitud: en si es normal, en si es anormal, en si es excesivamente pesimista, en si se puede considerar una actitud o sólo se trata de un pasotismo desenfrenado que no conoce límites, que no puede ser descrito con palabras y que no puede ser reflejado en estas líneas. Se para a pensar en todo eso, pero no le da importancia y saca un recorte de periódico. Una empresa de fontanería. Con un poco de suerte, todo sale bien… Con un poco de suerte.

Es entonces cuando la ve por primera vez. Tiene veinticinco, está convencido. Es preciosa. Melena castaña hasta los hombros, ojos de un verde místico y erótico, cuerpo perfecto, curvas perfectas, piernas perfectas, pecho perfecto… “la” perfecta.

Ella lo mira, él pone cara de interesante sin quererlo; la cara de tipo duro y misterioso es la máscara que oculta su pesar y su agonía, le devuelve la mirada, ella sonríe, lo observa de arriba abajo, se muerde el labio inferior disimulada y brevemente, entra en el patio de donde él acaba de salir y él se pregunta durante todo al trayecto hasta la fontanería que cómo es posible que esa chica no le suene de nada.

Continuará...

miércoles, agosto 08, 2007

"American Beauty"


Hoy he visto esta película, "American Beauty". Sinceramente, la película me ha dejado de piedra por varios motivos.

En primer lugar, el guión. Soy una persona muy exigente con los guiones de película: no me gusta que suenen muy teatrales y, sin embargo, el de esta película (que en ocasiones me ha parecido un poco forzado) me ha dejado satisfecho, por encima de todo debido al contenido: me encanta el enfoque que se le da a la belleza a lo largo de toda la película.
En segundo lugar, la realización en general. Es una película cuya trama no es particularmente original, pero la forma de contarla, los ángulos, el final (muy bien desarrollado y sin precipitaciones), me han encantado. Además, el hecho de que ya tenga sus años me ha dejado ver como se ha degradado la cultura americana desde los años pasados.
Por último... Bueno, no sé qué más decir, además de que se la recomiendo a todo el mundo.

Saludos

viernes, agosto 03, 2007

Interesante comentario...

Un anónimo hizo un comentario en el relato "Historias de un hombre" diciendo que me desfavorecía el hacerme publicidad.

El post me gustó porque me hizo reflexionar... Me gusta que la gente valore mi trabajo, y creo que eso es algo humano y natural que no tiene por qué ir unido a un sentimiento de presunción o narcisismo. Es por eso que me planteé el sino de los blogs.

¿Para qué escribes algo en un blog si no es para que la gente lo vea? Porque, si no quiero que alguien sepa algo de mí, lo último que voy a hacer es publicarlo en Internet. Lo que quiere decir que, siempre que posteamos algo en un sitio de la red, esperamos que alguien lo lea y reaccione ante ello.

Es por este motivo que quiero dejar clara una cosa: toda publicidad que haga de mi blog tiene como objetivos la creación de un público y la crítica constructiva que este público me pueda brindar. Espero poder aclarar con esto los motivos de que os invite a echar un vistazo por aquí de vez en cuando.

Un saludo a todos y al anónimo en especial: espero que hayas comprendido mis intenciones y mi actitud, que dista de ser la de un ególatra que sólo busca el reconocimiento de la sociedad.

Otra cosa que me hace pensar: siempre que intento expresar cómo me siento en Internet, me da la sensación de que acabo mostrando justo lo contrario de mi objetivo inicial...

jueves, agosto 02, 2007

Historias de un hombre

Su mirada se pierde en la noche, fría y tenebrosa, que invade la oscura calle. No puede ver más allá de la acera de su manzana, pues fuera de esos límites todo se difumina hasta acabar siendo engullido por el negro profundo e implacable. Las farolas apenas forman unos pequeños círculos en determinados puntos de la calle, refugios de la luz que aguantará el asedio de las sombras hasta el amanecer.

Contempla esta imagen del barrio donde vive y se siente abrumado. La última lata de cerveza, sujeta por sus dedos temblorosos, está vacía. La mira y la agita, y puede oír como las últimas gotas de líquido chocan con las paredes de aluminio del envase. Una vez perdido el interés por la estúpida lata, la tira por la ventana. Ésta atraviesa la calle de acera a acera y rebota contra la persiana metálica de un comercio cerrado, una tienda de discos de música heavy. Y allí abajo, abandonada en mitad de la calle, se queda la dignidad de un hombre, un hombre que ya no tiene nada que hacer, nada por lo que esforzarse.

Es joven, pues apenas ha entrado en la treintena, pero está muy apagado y descuidado: la barba de tres días acabará siendo de cinco o de seis; la camiseta interior seguirá cubriendo el musculoso torso hasta que el sudor la empape por completo y no quede más remedio que tirarla a la esquina de la ropa sucia o desecharla por lo maltrecha que está. Sus ojos grises brillaban en días mejores, pero ahora se encogen ante la tenue luz de la lámpara de pie del salón, enrojecidos y cansados como están. Su pelo está despeinado y algo enmarañado. Es un pseudo hombre, sin trabajo, sin ganas de vivir, sin aspiraciones, sin pasión… sin “sin”.

Cierra la ventana, cruza el destartalado salón y llega a la cama, uno de los pocos muebles del dormitorio junto con el armario y una cómoda. Se quita la camiseta interior, las zapatillas, los calcetines, saca el dinero que lleva en el bolsillo, cuenta los billetes y los centavos, los deja encima de la cómoda, se quita los pantalones y se sienta en un lateral de la cama. Casi desnudo, su mirada se pierde en la penumbra de la habitación, iluminada por la luz del pasillo.

No piensa, simplemente se olvida de dónde está, de quién es, de lo mal que huele su camiseta interior, de los 15,75 $ que le quedan del paro del último mes y con los que tiene que aguantar hasta dentro de 4 días. Se olvida de los anuncios del periódico que recortó esa mañana para buscar trabajo al día siguiente y que aún descansan sobre la cómoda, debajo del dinero. Se olvida de su ex-mujer, de la fachada que fue su matrimonio, del bien y el mal que le trajo el divorcio…

Se levanta, se rasca la entrepierna, apaga la luz del pasillo y se tumba en la cama. A los pocos minutos duerme profundamente. Mañana cogerá los anuncios del periódico.

Continuará...