martes, octubre 11, 2016

Sorpresa: ¡me independizo!

Esta tarde, veinticinco de julio, pasadas las cuatro, una furgoneta muy grande ha aparcado en un vado delante de mi casa y la he recibido con un carrito de Mercadona que transportaba cinco cajas de cartón. Una de ellas era de zapatos de la marca Dustin, otra era una típica caja decorada de las que se compran en un bazar y que sirven de cajón desorden. El resto eran del habitual cartón marrón áspero, como otras nueve que todavía esperaban arriba, en casa... en mi antigua casa. La casa donde he vivido los últimos veinte años.

Esta tarde he empezado la que será mi primera mudanza fuera de casa de mis padres. Me voy a vivir con unos amigos a un ático alquilado, en buena zona y en unas condiciones difícilmente mejorables.

Las cosas han sido muy precipitadas, todas ellas desencadenadas a primeros de mes. Si bien el detonante fue un poco agrio, no ha sido un plan improvisado por culpa de ese hecho. Ahora bien, todo ha ido mucho más rápido de lo que pensaba: apenas una semana y media entre búsqueda online y visitas a inmobiliarias, otra semana para zanjar el contrato del alquiler y los pagos pertinentes... Y esta semana, el asentamiento: pintar habitaciones, desempaquetar todo y empezar a vivir.

Me voy sin empleo, con dinero ahorrado de los últimos años. A que la vida me apriete un poco las tuercas y me la busque de alguna forma, a ser posible honrada para poder dormir tranquilo por las noches.

Tengo por delante un verano turbulento. El Proyecto Final de Carrera que presenté en julio está muy bien y muy bonito, pero suficientemente incompleto como para tener que completarlo y presentarlo de nuevo en septiembre. Nada grave, pero ahora sí que me lo juego todo a una única baza: es la última convocatoria. No la última de todas las del mundo, pero sí la última a la que debo optar. No quiero alargarlo más, ni me conviene hacerlo. Confío en empezar después, si todo sale como preveo, el programa de doctorado. A lo mejor estoy soñando despierto, muy despierto, pero el mundo de la docencia universitaria me interesa mucho. Además, mi interés profesional dentro de la arquitectura podría llevarme a alguna parte a partir de mi investigación doctoral. Es algo que no descarto.

Y...

Hoy es once de octubre. Dos meses y medio desde que empecé el borrador de esta entrada. Muchas cosas han pasado.

La más importante de todas: ¡he terminado la carrera! El PFC se entregó "debidamente" en la convocatoria de septiembre y aprobé con un notable (7). A finales del mes salieron las actas y oficialmente terminé la licenciatura de Arquitectura Superior, de la cual este mes solicité el correspondiente título de Arquitecto.

Actualmente me hallo en vías de tramitar mi preinscripción al programa de doctorado, proceso que está estancado a la espera de resolver reuniones con mis futuras directoras de la tesis para concretar el tema y realizar el "burocrateo".

Este verano, además de terminar el PFC, también tuve mi primer trabajo con contrato, haciendo de ayudante de cocina en un restaurante de Valencia. La experiencia, si bien fue dura (la hostelería no es fácil, menos en temporada alta), me dejó muy buen sabor de boca. Toda la vida hasta las narices de oír la cantinela del jefe cabrón, el martirio del currito de mierda, la explotación laboral... Y ojo, ni el trabajo fue un paseo en barca ni las condiciones eran idílicas, pero ni el blanco es tan blanco ni el negro es tan negro. No pretendo con esta opinión ser conformista, pues soy el primero que quiere aspirar a más, pero no puedo comulgar a pies juntillas con la letanía de la precariedad. Y eso me da muchas esperanzas de cara a lo que puedo exigirme en el futuro y lo que estoy dispuesto a exigir de quien algo demande por mi parte.

Ahora, hasta nuevo aviso, he retomado la faenilla de siempre: las clases particulares. Por ir tirando con algo: tirando poco, en verdad, pero de momento me apaña. Tengo ganas de saber si el doctorado traerá un horario de clases (o no, que existe también esta opción) para aventurarme con más seguridad en la búsqueda de mi próximo empleo. No estoy seguro de qué espero o qué puedo pedir, pero me gustaría subir un peldaño y hacer algo de administrativo. Poco a poco, paso a paso, mientras me sigo formando para hacerme un currículum que sea jugoso dentro de mi profesión (a día de hoy, lo único que me da una baza en la arquitectura son los idiomas, pero mi perfeccionismo y mi autoexigencia me califican de "mediocre" en casi todo lo demás).

Por otro lado, la convivencia de momento está siendo muy buena, bastante más llevadera de lo que me había imaginado en mi momento más pesimista. Si bien todos en casa tenemos claro que antes o después nuestros caminos acabarán separándose, ahora avanzamos en una misma dirección y arrojando balances positivos. Poco más se puede pedir, a parte de que las mesas de la casa estén limpias de liar tabaco... Jejejejeje...

Y ahora que estoy liberado, me estoy volcando en proyectos personales. Un proyecto gráfico en el que estoy haciendo una extensiva labor de documentación, retomar el primer borrador que logré en NaNoWriMo... Quién sabe, quizás por fin me dedique más tiempo a hacer algo con Rayas. Me gustaría, la verdad. Pero bueno, de momento me conformo con ir haciendo cosas. Por lo pronto, la lista de tareas post-PFC ha ido adelgazando hasta convertirse en apenas un tercio de lo que la inició. Con la publicación de esta entrada se tacha otro ítem de dicha enumeración.

Y poco más me atrevo a decir ahora mismo. Necesitaba terminar de escribir esto ya, ahora que la novedad aún está reciente. Pronto tendré más cosas de actualidad que contar y contenidos literarios que compartir. Octubre tiene que ser, por fuerza, el mes de recuperar el tiempo perdido en el blog. Me esforzaré para que así sea.

Espero que esta lectura os haya resultado interesante. Como ya comenté anteriormente, estaré encantado de responder a cualquier duda o cuestión que queráis plantearme a través de los comentarios.

Un saludo a todos.