jueves, marzo 13, 2014

Hice lo que pude...

Hablé con un niño que tenía miedo, que no podía dejar de llorar y que arañaba mis manos mientras su voz ronca y quebrada balbuceaba incongruencias sobre monstruos que se vestían con la cara de su padre y le acariciaban pliegues secretos de su piel.

El niño tardó cuatro horas y veintisiete minutos en calmarse. Para entonces estaba tan cansado que no le quedaban fuerzas para nada. Sus brazos ya no me odiaban; podía sentir cómo me rodeaban, intentando asirme con fuerza, con miedo a que me escapase y le abandonase a su suerte en medio de aquel vertedero de soledad y familiares grises que no podían oírle porque la vergüenza les había cosido las orejas.

Su voz dormía, pero sus sueños gemían pusilánimes en los oídos de mi alma. Como una ventana mal cerrada por la que se cuela una corriente imperceptible, como el gimoteo de un perrito recién nacido, me susurró: "todo esto es culpa tuya".

Y yo no tuve valor para discutírselo. Acomodé al pequeño sobre mi pecho para que aprovechase el poco tiempo de descanso que le podía conceder, con delicadeza y cuidado para no alborotarlo. Le aparté el pelo, negro y muy largo, de la cara y se lo acaricié pausadamente. Con la mano libre me estiré una costura de la camiseta hasta rasgarla y arranqué un pedazo de tela negra, el cual humedecí con saliva para limpiarme la sangre de los arañazos.

Lloré cuando sus padres nos encontraron. Lloré cuando leí sus caras: la de la madre, sufridora y temerosa, que me agradeció los cuidados con un temblor del labio inferior; la del padre, inexpresiva, a quien yo mismo pude verle las zarpas y el vello monstruoso que asomaban por debajo de la careta.

martes, enero 21, 2014

Mes de enero, mes de exámenes, mes de silencio...

Bueno, aunque con tres semanas de retraso, os deseo un feliz 2014 a todos los lectores que, con mayor o menor asiduidad, visitáis el blog y dejáis que el tiempo gane jugando al pollito inglés mientras os perdéis entre los contenidos de 7 años de andaduras por Internet.

Enero es un mes en el que me toca callar. No porque alguien me obligue y someta para que guarde silencio, sino porque el tiempo apremia, el tiempo es oro, y en oro debo convertir el día de mañana todos los conocimientos de los que me examino en los días que corren.

Arquitectura Superior no es fácil. Lo sabía antes de entrar, y más o menos lo tenía claro y asimilado después de un primer año catastrófico y un segundo año de sorprendente remontada. Tercero, cuarto y quinto pasaron sin pena ni gloria, con algunos grandes logros y otros memorables tropiezos. Y, cuando la canción debía concluir, con el quinto movimiento... llegó el sexto. El hijo no deseado. El año que tantos alumnos venden a sus progenitores como el "año del proyecto".

[Permitid que me pierda brevemente en explicar esas comillas. Oficialmente, Arquitectura Superior dura cinco años; durante el último año se cursa una asignatura cuatrimestral de proyectos -en vez de la duración anual habitual- y el segundo cuatrimestre, la recta final, esa asignatura se sustituye por tu Proyecto Final de Carrera, el PFC. Sin embargo, debido a la complejidad de este trabajo, un elevadísimo porcentaje de alumnos no se matricula de PFC en quinto y dedica un sexto año íntegro a la realización del mismo.]

Y este, lectores y lectoras, es mi "año del proyecto"... sin proyecto. Cobardemente excusado por las habladurías de que "la media en terminar Arquitectura es de 8 años", mis circunstancias personales me guían a través de un sexto curso en el que realmente estoy cursando quinto con tres matices:
-no tengo PFC
-no tengo Restauración Arquitectónica porque la cursé y aprobé el año pasado, mi quinto año
-arrastro una asignatura de cuarto, Proyectos 3 (PR3).

Por lo tanto estoy inmerso en un agotador mes de exámenes donde, aunque los exámenes son pocos y espaciados (uno cada viernes del mes), intento sacar adelante dos asignaturas de proyectos, PR3 y PR4. PR3 es una asignatura de proyectos anual, mientras que PR4, como dije arriba, es cuatrimestral, lo cual implica realizar una entrega definitiva ahora para aspirar a aprobar la asignatura por convocatoria ordinaria. Un mes de no salir de casa y de esforzarse mucho.

Este es el motivo principal de que este mes esté tan callado, a pesar de la clara intención de retomar el hábito posteador con el que me estaba arrancando en diciembre. Espero poder contentar a algún que otro lector con más intervenciones en las próximas semanas (garantizadas en cuanto finalice el mes).

Gracias por la paciencia y la comprensión. Espero que, al menos, el breve resumen de mi actualizada situación académica sirva para manteneros en vilo de cara a próximos contenidos (¡y noticias sobre las notas obtenidas!).

¡Nos leemos!

P.S.: hoy he recibido la primera nota. Acústica Arquitectónica, aprobada con un 7,0/10. =)
P.P.S.: soy consciente de que la abreviatura correcta para postdata en español es P.D., pero me gusta mucho más como queda la versión inglesa y me decanto por ella. Espero que nadie se moleste en exceso por este detalle. :P