martes, mayo 20, 2008

Inspiración del momento: "El reloj maldito"

Pedro mira el reloj de pulsera y lo agita con brío. Está parado. "¿Cómo es posible? ¡Las pilas son nuevas!". Y vuelve a agitar el brazo . Se pega el reloj a la oreja, intentando oír los característicos ruiditos de la maquinaria del pequeño cacharrito... Pero no hay nada que oír.

El precioso reloj de maquinaria suiza mira a Pedro a los ojos en actitud desafiante. Y parece que ha olvidado con quién está tratando, porque su dueño... trabaja en una relojería.

A última hora de la tarde, antes de cerrar, Pedro se sienta en la trastienda, reloj de pulsera en mano, dispuesto a cambiarle la pila, a desmontarlo si es necesario. Después de abrirlo y sacar la batería, un ruido le impide diseccionar la compleja escultura mecánica de engranajes y tuercas. Pedro le da la vuelta al reloj... y ve cómo el segundero se mueve.

El relojero, desconcertado, vuelve a colocar la tapa del compartimento para las pilas y comprueba de nuevo las manecillas. Aun sin pila, el segundero se sigue moviendo. Durante unos instantes, los ojos del sorprendido hombre se abren como platos observando el endemoniado reloj, que lo mira cual máquina programada para matar que carga su disparo letal moviendo las manecillas.

Y, sin saber qué otra cosa podría hacer, Pedro pone el reloj en hora, se lo ajusta en la muñeca, cierra el negocio y vuelve a casa satisfecho con la provechosa jornada de hoy... y con el económico reloj de pulsera que lleva puesto.


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Este texto lo he inventado sobre la marcha... Espero que os guste para ir llenando el buche hasta que ponga la nueva (y penúltima) entrega de "Historias de un hombre".

¡Saludos a todos!

jueves, mayo 01, 2008

Siempre hay una primera vez para todo...

Hace algún tiempo mencioné mi participación en un concurso organizado por el IES Pedro Jiménez Montoya de Granada. Y, tal y como imaginaba (en parte), no he ganado. Tampoco he quedado finalista, al igual que una amiga que también se presentó.

Sin embargo, a pesar de este estrepitoso (pero insignificante) fracaso, no tengo intención de desistir; cuando encuentre otro concurso interesante, me presentaré. No me cabe duda.

Saludos!