martes, abril 29, 2008

Historias de un hombre (X)

Al final se decide por una opción segura: un bonito y acogedor restaurante italiano. Limpio, ajustado a su presupuesto, con personal bien uniformado y servicial… Además, lo bueno de los locales como éste es que, al que no le gusta la pasta (cosa extraña), le gusta la pizza. O al menos así sucede en los tiempos que corren; en cualquier otro caso, siempre se puede recurrir a alguna otra especialidad como el carpaccio o similares.

A ella le gusta el sitio, y se pasa la mayor parte del rato sonriendo. Mientras esperan a que traigan la comida, no para de contarle todos los motivos por los que decidió dejar Ohio. Sin embargo no se lamenta de todas las desgracias que dejó atrás, sino que lo asombra con todas las aspiraciones con que dejó su casa.


-Eres una chica emprendedora, eso me gusta.


-Vaya, gracias. Tú tampoco te quedas atrás.


-¿Qué te hace pensar eso?


-Bueno, el hecho de que esta cena haya salido adelante no se debe a un milagro del Espíritu Santo ni nada parecido.


-…Je. Sí, supongo que tienes razón.


Después de un rato hablando, él le coge la mano por encima de la mesa. Lo hace con mucha naturalidad y confianza, porque cuando la mira a los ojos tiene la sensación de que ha estado deseando que él tomase esa iniciativa desde la primera vez que se cruzaron en las escaleras del edificio. Ella, sonriendo, le premia ese acto de valentía con un corto beso en la boca. Un beso breve pero intenso, que expresa muchas cosas a la vez, como “no sabes las ganas que tenía” o “reservo lo mejor para después”. Muy motivador, sin duda.


El resto de la velada transcurre con normalidad. Sin embargo, los distintos platos del menú quedan aderezados por un conjunto de insinuaciones y gestos muy significativos que logran acelerar el ritmo de la cena; cuando se dan cuenta, ambos están devorando el postre como si la impaciencia les apremiase a salir de allí incluso sin pagar la cuenta en caso de ser necesario recurrir a tales extremos.


Finalmente, al acabar la cena, ella sale del restaurante mientras él paga la cuenta. 92,95$, una cifra un tanto comprometedora para él debido a su aún mala situación económica. Sin embargo, cuando coge las monedas del cambio y las guarda en el bolsillo de su pantalón, no piensa en lo mal que va a estar hasta que cobre; por su cabeza sólo ronda una idea, y está personificada en la acera frente al italiano. Ya tendrá otros momentos para pensar en esos temas.


Al llegar al bloque de apartamentos, suben los peldaños rápido. Ella se tropieza una vez, y él la ayuda a recuperar el equilibrio riendo bajito. El eco de sus pisadas retumba por todo el recinto, hacia arriba y abajo por el hueco de la escalera. Él saca las llaves del bolsillo, abre la puerta, la empuja hacia dentro, deja que ella pase y cierra tras de sí.


Cuando se da la vuelta, ella lo mira sonriente.

Continuará...

miércoles, abril 16, 2008

"Regálame una luna"

Este texto lo publiqué originalmente el 9 de septiembre de 2006 en www.el-recreo.com, es decir, escribí esto con 15 años... Y, en mi opinión, es el mejor texto que guardo de aquella época. Sin embargo, me gustaría que los lectores diéseis vuestra opinión personal sobre él. Espero que os guste.
· · ·
-¿Por qué me pides estas cosas a mí?
-Pues porque eres la única persona en la que puedo confiar, y sé que siempre puedo decirte todo lo que pienso.
-Marta, me parece genial que pienses esas cosas tan bonitas, pero yo no puedo conseguirlo todo.

Y Marta agachaba la cabeza y, de repente, empezaba a llorar. Siempre hacía lo mismo; cuando no le gustaba lo que le decía su padre, se convertía en un surtidor de lágrimas. Su padre, al ver que se ponía a llorar, pasaba su brazo por encima de los hombros de su hija y la atraía hacia él para poder consolarla.

-Lo siento, Marta. Sabes que, si por mí fuera, lo haría, pero me va a costar mucho. Es más, creo que no se puede hacer.
-¿Cómo que no se puede? ¿Tanto te cuesta a ti coger una? Porque a mí, con cerrar un ojo, me basta.
-Pues esta noche, vuelvo y me lo muestras, ¿vale?

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A través de la rejilla de la ventana, la luna se mostraba en su totalidad, esplendorosa, en medio del mar de estrellas que cubría el cielo añil. Marta, con una sonrisa de oreja a oreja en la cara, contemplaba el cielo junto a su padre, que estaba arrodillado con ella a los pies de la ventana.

-Pues yo creo que hay, como mínimo, treinta y una lunas.
-¿Y eso? ¿Cómo lo has averiguado?- decía su padre, verdaderamente fascinado ante la genial afirmación de su hija.
-Porque, cada noche, la luna es distinta. A veces se ve como un círculo blanco, pero la mayoría de las veces parece una "c"...
-Qué chica más lista... Venga, enséñame cómo haces tú para cogerlas.
-Es fácil, cierras un ojo y pones la mano delante de tu cara como si fueras a cogerla. Entonces la luna se encoge y se te queda entre los dedos. Lo que pasa es que, cuando cierro la mano para cogerla, es como si no estuviera ahí. Inténtalo tú, a ver si a ti te sale bien.
-Bueno, puedo intentarlo.

El padre de Marta cierra un ojo y su campo de visión se reduce considerablemente. Cuando la luna está justo delante de él, forma una "c" con los dedos pulgar e índice y rodea la silueta de la luna, como si la estuviera sujetando con dos dedos.

-Ahora, aprieta, a ver si la coges- dice Marta, que lo mira emocionada.

Los dedos se tocan. El padre abre los ojos y contempla su mano abierta, vacía. Su hija lo mira con una expresión muy triste y dice:

-Tú tampoco puedes cogerla, ¿verdad?
-Bueno, podemos intentarlo otro día. A lo mejor, lo que pasa es que sólo se pueden coger las lunas de unos días; otras a lo mejor no se pueden coger, como la de hoy.
-...Papá, por favor: regálame una luna.
-Por supuesto, cariño. Mañana mismo te traeré una luna.
-Prometido, ¿vale?- dice Marta; las palabras que acaba de dedicarle su padre han bastado para hacerla sonreir de nuevo.
-Prometido.

Diez minutos después, el padre de Marta se aleja, montado en su coche monovolumen, del hospital psiquiátrico.

jueves, abril 10, 2008

OK Computer

Bueno, sigo haciendo cosas hoy para quitarme el mono del blog. He ido a comprar un regalo de cumpleaños y, qué casualidad, en la Fnac he encontrado un CD que llevo meses buscando pero que siempre que iba a por él estaba agotado. Hoy he conseguido el último ejemplar y ahora mismo estoy escuchando "Paranoid android", la segunda canción del disco (el primer single del álbum y una de las mejores canciones de este grupo desde mi punto de vista).

Para los que no lo conozcan, Radiohead es un grupo británico cuya carrera empezó en los 90 con el álbum "Pablo Honey" publicado en 1993 (OK Computer es del 97). Desde sus inicios este grupo ha evolucionado muchísimo, empezando como un grupo rock destinado a tener una única canción exitosa ("Creep") para acabar siguiendo un estilo alternativo con toques electrónicos muy elaborados y definidos en su último disco, "In rainbows". Si tenéis tiempo, os recomiendo que al menos escuchéis alguna de las canciones que menciono en esta entrada (podéis probar también con otras como "All I need", "Karma police", "There there", "Life in a glass house"...).

¡Saludos a todos!

Más cosas para el blog (IV)

Nuevo look para el blog. No sé, hoy me apetecía hacer cosas aquí y, antes que escribir cualquier texto estúpido como pretexto, he preferido hacer reformas.

He optado por un fondo negro y una gama de colores poco chillones (de ahí el color verde pastel de la letra, porque el verde fosforescente -aunque queda muy "Matrix"- duele a la vista) para que no os dejéis los ojos leyendo lo que escribo aquí. También he cambiado el estilo del contador de visitas (este me convence más y pega con el nuevo estilo de la página).

Decir que ya estoy trabajando en la décima parte de "Historias de un hombre" que saldrá este mes. Esta puede que sea probablemente la antepenúltima entrega de este relato breve (en versión Word apenas ocupa de momento 9 páginas, así que se puede considerar breve). Además, voy a intentar dedicarme mucho más a publicar relatos y demás creaciones por aquí (aunque, si veo películas o leo libros que me marquen mucho, también seguiré haciendo "reviews" como siempre).

Saludos!

miércoles, abril 09, 2008

"Un sorbo de té"

La duda lo estaba matando por dentro, así que se preparó un té para relajarse. Le gustaba mucho, pues era una bebida que, en momentos de tensión, le ayudaba a sosegarse y a hallar la solución de sus problemas.

Sin demasiado interés cogió una bolsa de entre las muchas que guardaba en la despensa y se percató de que la variedad designada por el azar había sido el exquisito Darjeeling, una de las mejores variedades de té negro conocidas.

Mientras la tetera se calentaba, el problema le llegó de nuevo a la cabeza; parecía que la relajante labor de preparar el té poco podía hacer contra aquella taladrante inquietud de la que no conseguía desprenderse.

Cuando la taza estuvo por fin lista y dio el primer sorbo, una duda despertó en su interior. Rápidamente, fue al ordenador del comedor y buscó información sobre Darjeeling. Resolvió su duda: el té en cuestión proviene de la India.

Así, una vez resuelta su curiosidad, regresó a la cocina y tomó un sorbo de té. Después salió al jardín, a la calle, al jardín del vecino de al lado, mató al dichoso perro con una pala y volvió a su casa. Fin de la infusión.