martes, diciembre 17, 2013

La chica del pelo azul

La chica del pelo azul tenía miedo a los gatos. Sus ojos vidriosos como canicas la paralizaban y las noticias que sonaban de fondo sobre catástrofes naturales no eran tan traumáticas en comparación.

A veces cojo el móvil de plástico, el que compré de niño en el kiosco, y hablo con ella. Porque hoy en día ese trasto, en vez de estar relleno de caramelos y azúcar como el día que lo compré, alberga lamentos y gritos. Gritos desesperados de esa chica de pelo azul que vive en mi cabeza, me dice que me quiere y me mete una mano dentro del pantalón cuando la miro enfurruñado.

domingo, diciembre 15, 2013

Two-Headed Boy Pt. Two, by Neutral Milk Hotel

Daddy please, hear this song that I sing.
In your heart there's a spark that just screams
for a lover to bring a child to your chest
that could lay as you sleep and love all you have left
like your boy used to be, long ago,
wrapped in sheets, warm and wet.

Blister please, with those wings in your spine.
Love to be with a brother of mine.
How he'd love to find your tongue in his teeth,
in a struggle to find secret songs that you keep
wrapped in boxes so tight, sounding only at night as you sleep.

And in my dreams you're alive and you're crying
as your mouth moves in mine, soft and sweet.
Rings of flowers round your eyes and I love you
for the rest of your life (when you're ready).

Brother see, we are one in the same.
And you left with your head filled with flames
and you watched as your brains fell out through your teeth.
Push the pieces in place.
Make your smile sweet to see.
Don't you take this away.
I'm still wanting my face on your cheek.

And when we break we'll wait for our miracle.
God is a place where some holy spectacle lies.
And when we break we'll wait for our miracle.
God is a place you will wait for the rest of your life.

Two-headed boy, she is all you could need.
She will feed you tomatoes and radio wires,
and retire to sheets safe and clean.
But don't hate her when she gets up to leave.

Neutral Milk Hotel es uno de mis descubrimientos musicales más recientes y, con diferencia, es uno de los que más me han calado jamás. En cuestión de semanas, su disco "In the Aeroplane over the Sea" se ha encaramado en el ranking de mis discos favoritos de todos los tiempos; de hecho, aunque no tengo dinero, en cuanto tuve la ocasión aparté unos euros y me compré una copia física del mismo.

Hablaré más sobre ellos en otra ocasión, quizás. Por ahora, os dejo la letra de la última canción del disco mencionado. Una auténtica joya de poesía y emociones sinceras. El verso "And in my dreams you're alive and you're crying" casi hace que me salten las lágrimas (lo cual es todo un logro para mí).

Buenas noches a todos, mis niños bicéfalos.

viernes, diciembre 13, 2013

Texto sobre la perseverancia

"El cansancio era notable, mayúsculo. Incluso insoportable. Pero tenía muy claro que no había llegado la hora de rendirse, el momento de decidir que ya había tenido suficiente, que había llegado a un límite o que la presa estaba rozando la máxima capacidad y las compuertas del desfallecimiento, el dique de la derrota, iban a caer irremediablemente sin voluntad alguna de oponer cualquier tipo de resistencia. No había ánimos ni energía para aceptar la posibilidad de aguantar; la futilidad del intento se veía con claridad a kilómetros de distancia.
Pero no importaba. Por banal que pudiese parecer, lo cierto era que el futuro no era tan oscuro en su mente. Algo, llamémoslo fe o ardor de estómago, martilleaba en lo más profundo de su cerebro, con brío, con persistencia, salivando... Bombeando gasolina en forma de ambición, de tenacidad.
Quizás no fuese demasiado pronto para rendirse. Y, quizás también, alguna discreta palmada en el hombro le había invitado ya a ceder. Pero aún quedaba tiempo y tenía al menos dos buenas razones para seguir: las dos agujas del reloj de su vida."

Es la primera vez en meses, a lo mejor incluso un año, que escribo. El resultado ha sido el texto que habéis podido leer arriba.

Se escribió sólo, de una sentada y sin correcciones, durante una clase de Construcción III en la que no estaba lo suficientemente dispuesto a prestar atención por diversos motivos. Sencillamente cogí la pluma y un folio de papel reciclado y vomité.

Lo cierto es que, a día de hoy, me siento literalmente como el sujeto que protagoniza el texto desde la comodidad de su anonimato. Esta semana, sin ir más lejos, he dormido unas... 14 horas. Entre el lunes y hoy. En el momento de escribir estas palabras son las 5:05 de la madrugada del viernes. Es la segunda noche esta semana que permanezco despierto. Y no es la primera vez que hago algo como esto en lo que llevo de curso universitario. La penúltima semana de noviembre dormí sólo 3 noches de las 4 que tiene la semana. Y la penúltima semana de octubre, más o menos el mismo día y a la misma hora en que escribo esto, tuve un ataque de ansiedad que me asustó como nunca me había asustado yo jamás. Sentí unos dolores punzantes en el pecho y el brazo derecho que me hicieron pensar que estaba dándome un infarto. La visita al médico que siguió unas pocas horas después tampoco fue muy alentadora: la médica me devolvió a casa con una caja de Diazepan en la mano (caja que, por cierto, no he llegado a abrir).

Y todo esto en un año turbulento. Mi sexto año en la universidad, haciendo una carrera que oficialmente dura cinco. Arquitectura Superior, aunque todos la llamamos Arquitortura. Y este no será el último año, sino el penúltimo (en el mejor de los casos). Por suerte, las cosas que me habían llevado algo torcido durante los dos últimos cursos están diluyéndose poco a poco gracias a mi determinación y a las visitas a una psicopedagoga.

No nos engañemos: este sexto curso va a ser puñetero hasta el final. Tener dos asignaturas de proyectos simultáneas, Proyectos III y Proyectos IV, es mortal. Esta semana he tenido dos sesiones de corrección de mis proyectos y, al llegar a mi casa el miércoles por la noche, me quería borrar del mapa hasta, por lo menos, dentro de dos días.

Y, como dice el texto, tengo que tener alguna estupidez grabada a fuego en la cabeza, porque no se explica de otro modo que, a pesar de toda la mierda que llevo encima, yo sólo vea abono para fertilizar los campos de mi futuro.

Soy muy raro. Cuando empecé este blog hace ya muchos años era un chiquillo bastante más normal, pero ahora...

En fin, voy a ver si hago un desayuno pre-amanecer mientras veo un capítulo de Sons of Anarchy. Que luego me espera un día muy agitado... Y el domingo a las ocho y media de la tarde quiero mandar la próxima corrección de Proyectos IV a mi profesor para estar en la lista del lunes.

Tengo que tener tiempo para todo. Para el cumpleaños de mi sobrinita pequeña, para él, para trabajar en la tienda de mi padre el sábado por la mañana, para tocar la guitarra en la parroquia por la tarde, para grabar el podcast el domingo por la mañana...

... Y así tener cinco motivos más para añadir a la lista "Cosas que me impiden tirar la toalla".

Buenas noches, ciberesfera. Un abrazo para quien no quiera llorar solo esta noche. [A ellos les recomiendo especialmente releer el texto que da inicio a esta entrada.]

miércoles, noviembre 20, 2013

Volver a empezar, otra vez.

Texto breve sin contenido especialmente interesante debido al retraso con el que voy a personarme en la clase de Construcción 3 (en adelante CT3) que empezó hace... media hora.

...

Quiero darle otra sacudida de desfibrilador al blog. No sé si funcionará o no. Me merece la pena intentarlo, de eso estoy seguro. Escribir en el blog me anima. Además, aunque ahora mismo tampoco tenga grandes expectativas depositadas en lo que puedo llegar a conseguir, tengo un amigo que me desveló ayer que tenía un blog.

Y me lo leí de una sentada. Entero. Un año de blog. Hice trampas; algunos contenidos ya los conocía porque "leí los originales".

Otros han arrojado luz a asuntos que permanecían turbios y semiocultos ante mi vista poco atenta y mi falta de información contrastada.

La cuestión es que soy una persona que funciona muy bien cuando está motivada. Y la motivación me ha empujado a escribir. Aunque sólo sea un texto breve sin contenido especialmente interesante.

Y son las 17:04. Me voy a clase.

Buenas tardes, Sra. Motadepolvo, salude a su marido y a los niños de mi parte.