viernes, septiembre 21, 2007

"El hundimiento"


Una película genial que vi hace algún tiempo y que me gustó muchísimo. Es larguita (unas dos horas y media), pero a lo largo de todo el film te quedas hipnotizado: es verdaderamente buena. Una adaptación del fin del III Reich que, desde mi punto de vista, está muy bien para ser una película (tiene algunas escenas dramáticas un poco sensacionalistas/hollywoodienses, pero nada fuera de lo normal, creo yo).

Lo que más me ha gustado, sin lugar a dudas, ha sido la actuación de Bruno Ganz (Hitler): el hombre guarda un parecido físico bastante similar y actúa de maravilla. Si la veis, seguro que también os gusta su papel.

Si hay algo que no me ha gustado puede que haya sido el hecho de que algunas escenas pueden parecer algo repetitivas, dando la sensación de que "esto ya ha salido hace veinte minutos", pero no es algo exagerado.

Os la recomiendo a todos. Saludos!

lunes, septiembre 10, 2007

Volver a empezar, otra vez...

A diferencia de muchos, yo he empezado hoy las clases de forma bastante intensiva; incluso hoy, siendo el primer día, he tenido que hacer una buena pila de deberes. Total, que aquí estoy, trabajando en la quinta parte de "Historias de un hombre" después de una tarde bastante intensa (para tratarse de un primer día) de estudiar.
Una de las cosas que también me ha tenido ocupado durante una parte del estudio ha sido el selectivo alemán de química: me he preparado ya las cosas que voy a necesitar para preparar el exámen y, aunque a primera vista no me ha parecido desorbitadamente difícil, creo que me lo voy a tomar con precaución, no vaya a ser que me confíe.

En fin, ya os contaré más cosas dentro de poco, y esperad a octubre para la próxima parte de "Historias de un hombre".

Saludos!

sábado, septiembre 01, 2007

Historias de un hombre (III)

La fontanería ha sido un desastre. Le ha quedado claro dos minutos después de empezar a hablar con el jefe del negocio, un hombre cuarentón, algo obeso y con una calvicie bastante pronunciada.

-Entonces dice que lleva más de siete años fuera del oficio, ¿no? ¿Cree que se encuentra en condiciones de empezar cumpliendo las exigencias de rendimiento?

Con esa pregunta, el hombre ha dejado claro lo que pretendía expresar con ese eufemismo: lleva demasiado tiempo inactivo, está oxidado. Él lo asume rápidamente, y busca el otro recorte de periódico en el bolsillo. Cuando lo tiene en la mano, cierra el puño dentro del bolsillo, intenta que la entrevista se acorte lo máximo posible y le dirige una mirada al fontanero en la que ambos entienden que todo ha sido una pérdida de tiempo.

A la salida del establecimiento, piensa en ella. Se ha fijado muy bien en su imagen, y su boca se le ha quedado grabada a fuego en la memoria. Una boca sugerente, provocativa, excitante, sensual, pícara… Algo sublime, aunque a la vez le hace sentir ridículo por babear de esa forma. Ya está bastante hundido en la desgracia como para, además, tener que admitir que babea con cualquier chica joven que reúne un mínimo de requisitos para provocarle una erección y una explosión de la libido.

La mañana avanza rápidamente mientras se dirige al segundo destino, una ferretería que necesita un dependiente. Este anuncio lo había guardado para el segundo lugar porque, muy probablemente, esté peor pagado y las condiciones de trabajo sean peores. Sin embargo, teniendo en cuenta el duro golpe que ha recibido su autoestima tras la negativa muda del gordo calvo, le parece una opción más que razonable. Entrecierra los ojos debido a la luz solar, mira el reloj y entra en la primera cafetería que encuentra: se le ha hecho tarde, y es muy probable que no encuentre la tienda abierta.

Sólo quedan 15$. Una triste cerveza ha chupado los céntimos sueltos que quedaban del capital de este mes. En cierto modo ha sido un gasto inútil, pero no será algo que lamentar más adelante. Ahora mismo hay otras que merecen más atención, como el hecho de que estar buscando empleo en su situación actual le hace sentirse como la noche anterior. Se siente desnudo y humillado sentado en la barra de la cafetería, como si estuviese en ropa interior a punto de acostarse. Vuelve a pensar en la chica, pero esta vez no se siente patético. Siente que el breve contacto que han mantenido en el rellano del bloque de apartamentos ha sido algo más que “breve”… tal vez “profundo” sería un adjetivo adecuado…

Hace demasiado tiempo que no siente algo así… ¿Cómo reaccionar a semejantes impulsos? ¿Qué es lo que siente exactamente?

Sale de la cafetería, mira el reloj. Decide volver a casa e intentarlo de nuevo por la tarde. Le cuesta ser optimista; parece que mirar al futuro y pensar que las cosas pueden salir bien supone un reto insuperable para él.

Continuará...